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 La sonrisa falsa se aprende, o más bien nos fuerzan a aprenderla.

Recuerdan esa frase típica que nos dicen cuando aún estamos en la edad de la inocencia; ¿no te han gustado los calcetines que te ha regalado la tita? (feísimos por cierto). ¡Pues claro que no!, yo quería un coche teledirigido…, pero tu madre ya te ha dicho que los regalos hay que agradecerlos. Es ahí donde nace nuestra sonrisa falsa, esa sonrisa que nos cuesta mantener y que es muy, pero que muy poco creíble.

Los actores, políticos y demás figuras públicas, entrenan mucho esta sonrisa, pero hay que ser muy bueno para dar una sonrisa verdadera cuando la emoción que te embarga es ira o frustración.

Pero, ¿sabemos distinguir una sonrisa falsa de una verdadera?. El secreto está en los ojos. Si, en los ojos; cuando se genera una sonrisa verdadera, los músculos orbiculares de los ojos se contraen, haciendo que las cejas caigan ligeramente y acentuando las llamadas «patas de gallo».

El músculo que «tira» de las comisuras de los labios hacia arriba (cigomático mayor), se puede controlar voluntariamente, en cambio, los músculos orbiculares de los ojos son involuntarios.

Voy a poner un ejemplo:

 Julia Roberts

La sonrisa sincera es la de la derecha.

Otro ejemplo, y además de actualidad, nos lo dá Francisco Camps; actual presidente de la Generalidad Valenciana. Camps está acostumbrado a tener una sonrisa perpetua, incluso ahora, con lo que le está cayendo con el Caso Gürtel.

También en este caso, la sonrisa sincera es la de la derecha.

Es bastante complicado determinar la falsedad o no de la sonrisa, ya que se necesita entrenamiento y mucha perspicacia. Os dejo un enlace para que practiquéis; http://www.bbc.co.uk/science/humanbody/mind/surveys/smiles/

Mi resultado fue 18 aciertos de 20 posibles. Os animo a que probéis.

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