La preadolescencia y adolescencia son etapas importantes en el desarrollo de la personalidad. Muchos de los miedos o inseguridades que nos acompañan en nuestra vida, suelen cristalizar en estas etapas. La exposición pública en estas edades, suele traer consigo la aparición del miedo escénico. Si además, la situación de exposición ha generado experiencias desagradables que perduran en el tiempo (compañeros que siguen burlándose de ese momento, fotos que circulan por redes sociales…), puede que ese miedo escénico degenere en pánico escénico. En mis sesiones de entrenamiento para hablar en público, no he encontrado a nadie con pánico escénico, pero si con muchas personas con miedo escénico. Esto es entrenable y por supuesto se obtienen buenos o muy buenos resultados.
He comenzado este post hablando de la preadolescencia y adolescencia pues es dónde suele aparecer con mayor predominancia la emoción de timidez. Los cambios hormonales, la aceptación del nuevo cuerpo y la adaptación a las normas sociales del mundo adulto, suelen generar un clima de inseguridad que se manifiesta en timidez. Pero, ¿cuál es el lenguaje corporal de la timidez?. Es fácilmente identificable y tiene una premisa básica; no llamar la atención. Para ello el cuerpo tiende a hacer movimientos lentos, y debido a su falta de seguridad, estos pueden presentarse como inconclusos (se comienza el gesto pero no se concluye), como por ejemplo mover la mano hacia la cara pero no llegar a ella. Así mismo, los hombros están caídos, la mirada está baja y la barbilla también. Parece como si la persona quisiera ocupar el menor espacio posible y no moverse para no ser visto. Por supuesto, la voz suele ser muy baja y el contacto visual con el interlocutor casi no existe.
Una característica común al lenguaje corporal de la timidez es el deseo de huída. La mirada puede dirigirse en ocasiones hacia alguna salida o lugar dónde la persona crea encontrarse segura.
Ayer, tuve la oportunidad de compartir una conversación muy interesante con un magistrado. Entre los muchos temas que compartimos, hablamos de los testigos que declaran durante un juicio. Una de las emociones que más muestran es la timidez, mezclada con miedo y en algunos casos ansiedad. En estos casos, su testimonio puede mostrarse inseguro y con falta de credibilidad. Es la habilidad y buen hacer del juez para determinar si esa falta de credibilidad es debida a la timidez o bien a un falso testimonio.
En entrevistas de trabajo o en presentaciones comerciales, la timidez puede provocar que se pierda el puesto de trabajo o se pierda a una posible venta.