La risa es buena. Y se sabe desde hace mucho tiempo. En la antigua China los taoistas enseñaban que una simple sonrisa aseguraba la salud, la felicidad y la longevidad: pensaban que la salud de una persona era proporcional a las veces que se reía durante el día. En Europa, durante la Edad Media, uno de los momentos más importantes era la actuación de los bufones durante las comidas con el fin de producir hilaridad en los comensales, con lo que se lograba una mejor digestión. Actualmente, existen multitud de terapias relacionadas con la risa, e incluso a una de ellas se le ha denominado «Risoterapia».
Pero, ¿por qué nos reímos?. Hay muchas teorías, pero puedo destacar dos principales;
- Muestra de afecto; me agrada lo que dices por lo que puedes contar conmigo
- Muestra de alivio; «qué susto, creía que me iba a caer»; el peligro ha pasado
Cuando vemos una situación «graciosa» en donde alguien se ha caído (y vemos que no es grave), reímos porque ya pasó el peligro. Cuando algo nos sorprende, y vemos que no es peligroso, solemos reír (ver vídeo del post).
La risa, además, tiene un efecto relajante, ya que cuando se ríe, el sistema nervioso genera endorfinas, que se encargan de mitigar el dolor físico.
Son muchos los beneficios de la risa. En mis cursos siempre hablo extensamente de ella.
La pasada semana, un antiguo alumno me alegró el día, pues me comentó que el curso que recibió le ha hecho la vida más feliz. Te aseguro Miguel (así se llama el alumno), que tus palabras se han guardado en la memoria, y tiraré de ellas si alguna vez tengo dudas del camino que he tomado.
En honor a la risa y a antiguos y futuros alumnos, he querido analizar el siguiente vídeo.
En primer lugar, comentar que la situación empieza con la congelación (ver post «Agresión en el metro de Madrid»), y luego da paso a la risa, el asombro o la huida.
Vemos que cuando la señora está sola, se siente más vulnerable y no se ríe, tan solo lo hace, cuando ve que el «peligro» ha pasado. En cambio, cuando son dos chicas, estas inmediatamente buscan la complicidad y se ríen, pues se sienten seguras.
Hay un gesto que se repite en tres mujeres; poner la mano en el pecho. Es un gesto de instinto de protección. Cuando vemos algo que consideramos un peligro, nos protegemos, ya sea con la mano, manteniendo arriba la carta de menú, alejándose del peligro (la señora rubia se aleja y cambia de asiento), o huyendo.
Otro gesto que me llama la atención es el siguiente:
La sorpresa es una expresión repentina y máxima. Es decir que no te puedes sorprender poco a poco, y no hay grados de sorpresa (o te sorprendes o no). La expresión de la anterior fotografía es de asombro. Y el asombro va creciendo hasta transformarse en temor (se aleja levemente y agarra con mayor fuerza la carta).
Si os fijáis, cuando se descubre que es una broma, todas las protagonistas se ríen, incluso la que quería huir.
Para terminar, quiero destacar la importancia que tiene la risa, pues como dice un proverbio japonés; «El tiempo que pasa uno riendo es tiempo que pasa con los dioses».
buenos dias.
estoy muy interesado en el lenguaje corporal, me podria usted decir donde hay cursos que impartan estas clases?
un saludo
¡Muy bueno y cada vez más interesante!
¿Y el gesto de taparse la cara después de descubrir que han sido víctimas de una broma? ¿hay ahí algo más que vergüenza?